Mírate... tienen tormenta tus ojos
y rayos de sol muerto tus palabras,
miro con el corazón azaroso
sí, las lágrimas azules de tu alma
clavándose como cristales rotos
en la puerta de mi pétalo rojo
que abriste y cerraste
bajo la triste estrella de una tarde.
Camino solitario y silencioso
tras las huellas del brillo de tus ojos
llevando en la destreza de mi abrazo
el cariño que posaste en mi mano.
Quedó de tu gama de rosal
el jugo más escondido, la aroma
que me hizo un trozito de persona
y soñar hasta la eternidad.
© TQ 05/04/00
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